Del art thinking al design teaching: las artes en la formación en diseño

From the art thinking to design teaching: the arts in to the design formation

Ginna Soraya Molano Granados

Investigadora independiente (Colombia)

Resumen:

Este artículo busca aportar en la reflexión de la formación profesional, basada en desarrollo de competencias y por capacidades, a partir de los aprendizajes emergidos al interior de un curso en un programa de formación en diseño de una universidad regional de Colombia. Dichas reflexiones provienen de ciclos de investigación acción al interior del curso. Se presentan como una propuesta metodológica, para favorecer la generación de escenarios de aprendizaje como laboratorios de creación y de ciudadanía.

Palabras clave: escenarios de aprendizaje, laboratorios de creación y de ciudadanía, competencias, capacidades.

Abstract:

This article seeks to contribute to the reflection of professional training, based on the development of competencies and skills, from the learning emerged within a course in a training program in design of a regional university in Colombia. These reflections come from action research cycles within the course. They are presented as a methodological proposal, to favor the generation of learning scenarios as laboratories of creation and citizenship.

Keywords: learning scenarios, labs for creation and citizenship, skills, abilities

1. Supuestos

¿Puede la experiencia estética favorecer el reconocimiento de sí mismo en relación con el otro como parte de la sociedad? Esta pregunta ha orientado mis prácticas artísticas y pedagógicas durante los últimos años, comenzando la reflexión sobre mis propias prácticas y sobre los atributos sociales del lugar que como educadora decidí tomar.

Pensar la formación en artes recibida, encontrarme en el papel de formadora en áreas de pensamiento visual, procesos de creación en formación académica, y procesos sociales en torno a la experiencia artística y estética, me ha conducido a interrogar el papel del arte, de las artes y la experiencia estética en la vida social en los escenarios de aprendizaje. Un feliz hallazgo, lo planteado en torno al art thinking o pensamiento en arte[1], en tanto las artes son ejes de transformación social en distintos niveles, uno de ellos es el pedagógico, pues la experiencia estética es una semilla para la configuración del pensamiento divergente y crítico.

Lo anterior, me condujo a plantear una ruta posible, pretendo contribuir a las metodologías de aprendizaje en diseño, donde se den condiciones para el desarrollo de las capacidades humanas y la formación de diseñadores críticos con su práctica. Los ejes transversales serán la investigación formativa, asociada a las capacidades por la curiosidad y el aprendizaje basado en problemas y proyectos, competencias vitales del diseño.

La propuesta parte de supuestos configurados por la experiencia en campos vivenciales y teóricos de carácter diverso. El de mayor amplitud, reconoce la trayectoria histórica de la educación en el siglo XX, como un saber disciplinador de los sujetos sociales, con un papel fundamental en el modelado y en la formación de ciudadanos, hasta configurarse como campo de saber y práctica que busca comprender al sujeto en su diferencia, es decir, un sujeto autónomo[2].

Se presume la pedagogía como un fenómeno de carácter semiótico, pues, las acciones pedagógicas constituyen una representación de la realidad desde el punto de vista del docente, lo que sucede en un espacio educativo comprende una construcción social. (Acaso, 2012). Entonces, el punto de partida será un interrogante por lo que representa el lugar del docente –de un programa de diseño[3]– como agente cultural, en un programa donde se interroga su papel social, pues, las dimensiones de práctica y formación de practicantes del diseño, están marcadas por la especialidad y una educación por contenidos aplicados.

Respecto a la experiencia estética, ámbito de encuentro, propicia escenarios discursivos de carácter inclusivo, pues, es ajena a los distintores y diferenciadores sociales, por ello aporta en la formación de pensamiento crítico, elementos fundamentales en la formación ciudadana. Además, la experiencia estética es condición en la formación del pensamiento divergente, condición para concebir alternativas y soluciones distintas a los problemas de la realidad, fundamento del pensamiento crítico y condición para la libertad (Sommer, 2008).La curiosidad constituye el móvil de la práctica pedagógica, sofisticada en las formas de la investigación, convierte al docente en un creador -artista o diseñador-, el punto de partida es su propia práctica, para reflexionar sobre su papel como agente cultural y agente de cambio. La docencia se equipara a la creación contemporánea y a la producción cultural (Acaso, 2012).

2. La propuesta metodológica

Aquí, se presenta el resultado de las reflexiones provenientes de ciclos de investigación acción al interior del curso Lenguaje del Diseño[4]. Durante cinco semestres consecutivos, de una versión del curso a otra, se diagnosticó, diseñó, evaluó y propuso iteraciones, incorporadas de un semestre a otro. Este proceso comprendió constante atención sobre tres aspectos correlacionados, sobre sí mismo, las relaciones con los otros (ese otro estudiante, universidad, barrio, ciudad), y habilidad de toma de apuntes en este mirarse-mirando, para los estudiantes como participantes de la experiencia pedagógica, tanto como para el docente.

La metodología propuesta es cualitativa, situada en contextos específicos, busca la horizontalidad apoyada en los saberes propios construidos a lo largo de la historia personal, los procesos se suponen incorporados, sin embargo, se realizan acentos sobre algunos de manera atenta y explícita. El docente transita entre papeles de guía, escucha y acompañante. Los procesos se recogen en tres grandes componentes, de acuerdo con el acento puesto en el momento, sin embargo, se reitera la correspondencia entre procesos e incorporación de los aprendizajes para transitar el curso.

2.1 Componente de la mirada de si

La experiencia estética es el escenario para tomar conciencia de la observación sobre sí mismo y la mirada que se tiene de sí, el acento se encuentra en la conciencia discursiva de esa mirada sobre sí mismo, se incorporan prácticas de carácter introspectivo[5] para favorecer en esta parte la exploración.

El componente de observación se desarrolla en un doble sentido, hacia sí mismo y hacia las relaciones con el entorno, esto implica ejercitarse en la toma de conciencia  del estar ahí, para ellos se basta de un dispositivo  de registro, permitiendo construir memoria sobre las experiencias para volver sobre ella, tomar consciencia y reflexionar sobre la conciencia individual en sus manifestaciones y prácticas de vida. (Molano Granados, 2018).

En este escenario de aprendizaje se generan condiciones para el desarrollo de capacidades[6] a través de la experiencia estética, inicia por reconocer el cuerpo propio, tomar consciencia de las sensaciones, de las emociones y los pensamientos en el tiempo presente, de esta manera se prepara la mirada de sí.

 Las competencias[7]  visuales, se desarrollan de manera alterna, a través de ejercicios de observación guiada en contextos semióticos específicos, cuyos ámbitos se definen por elementos del lenguaje gráfico. 

2.2 Componente narrar-me

En este momento se acentúa la consciencia sobre la experiencia estética, pensar de manera consciente el cuerpo en el espacio y las interacciones de configuración de sentido, es decir, el sentipensar el territorio[8], su estar en el aquí y el ahora, incluso poniendo de manifiesto la diversidad en las configuraciones de las trayectorias personales que constituyen el cuerpo.

Dichas experiencias se favorecen por las distintas dimensiones y prácticas artísticas, principalmente las de carácter escénico, pues involucran de manera inmediata el cuerpo, sin embargo, se incorporan elementos musicales, gráficos y audiovisuales, de acuerdo con la pertinencia observada por el docente. A partir de la observación de su cotidianidad, los estudiantes, en estas dos fases, conforman un acervo de imágenes concretas y sensibles, sobre las que se construyen conceptos de representación visual en la medida en que se van generando los relatos y las narraciones de las vivencias.

Este componente concluye con una creación colectiva de una experiencia a partir del relato emergido en esta es la primera expresión narrativa compartida con toda la comunidad de aprendizaje del curso, se elaboran cartografías sensuales sobre el territorio.[9]

2.3 Componente La ciudad andada – la ciudad contada

La ciudad contada tiene como propósito dar vía a la narrativa de la experiencia, el acento se encuentra en la forma de sentipensar el territorio, se aborda el interrogante sobre cómo se configuran las relaciones de significación entre las personas y el territorio habitado. Así, se realiza una aproximación al territorio por nichos de construcción de significado en él, identificados por los participantes de la experiencia pedagógica en los componentes anteriores.

Este proceso plantea acompañar en la diversidad de búsquedas expresivas, coherentes y congruentes con las necesidades emergentes, de esta manera el estudiante genera su propia ruta de aprendizajes en soluciones de diseño, por ello el aspecto narrativo entendido como el contar lo cotidiano desde un punto de vista personal es uno de los enfoques principales. La expresión narrativa recoge aprendizajes de las competencias visuales desarrolladas previamente.

La experiencia en el territorio invita a darse cuenta de las formas en que se ha construido sentido sobre él y cómo las concepciones de cada uno pueden o llegan a transformarse al permitirse seguir la curiosidad de saber–se, reconocer–se. Por ello, en este curso subyace una pregunta por las ciudadanías en el entramado social de la ciudad habitada, sentipensada.

3. Aprendizajes

La experiencia estética en la conformación del pensamiento artístico, interpela a los participantes en los procesos de aprendizaje sobre sí mismos, sobre sus roles sociales, favorece la conformación del pensamiento divergente, fundamento para el pensamiento crítico. Al generar escenarios donde los términos relacionales parten de reconocer la diversidad de las experiencias y de las trayectorias personales, el espacio educativo se torna en un laboratorio de ciudadanías.

También, favorece el desarrollo de competencias críticas y del pensamiento visual, que le permitirán al diseñador comprender, reflexionar y ser crítico sobre su función social como agente cultural y productor consciente de significados.

Generar escenarios de aprendizaje donde se puedan desenvolver las capacidades y el desarrollo de competencias de lenguaje visual, incluyendo los aprendizajes técnicos, promueve la generación de propuestas innovadoras, creadoras y transformadoras de la realidad, de manera responsable.

Referentes

Acaso, M. (2012). Pedagogías invisibles. El Espacio del aula como discurso. Madrid: Los libros de la Catarata.

Chapela, M. C. (2015). Capacidades para la promoción de la salud y el empoderamiento de las mujeres adultas mayores. En M. L. Martínez Maldonado, Promoción de la salud de la mujer adulta mayor. (pp. 139-161). México: Instituto Nacional de Geriatría

Molano Granados, G. S. (2018). El papel de las Artes en la transfomación personal y colectiva: dos experiencias en la formación universitaria. En B. Salinas Arias, & C. Aponte González, Memorias II SImposio de Educación Artística. Eleva tu taleno (págs. 58-69). Ibagué: Corporación IMA.

Sommer, D. (2008). Arte y responsabilidad. Revista Letral, 127-144.


[1] El pensamiento en arte emerge como propuesta del colectivo de pedagogías invisibles, investigadores-pedagogos-artistas en España, vienen reflexionando sobre los procesos de aprendizaje y las plataformas de transformación pedagógica a través de las artes. Las propuestas se acogen en ideas de pedagogías disruptivas, pedagogías invisibles y el desarrollo del pensamiento en arte emerge como una posibilidad trasformadora, una forma de hacer, pensar y concebir la realidad.

[2] Entre los autores destacados por dedicar en producción académica a cuestiones sobre la educación y pedagogía en Colombia, se encuentran Óscar Saldarriaga y Javier Sáenz, quienes prestan particular atención en la práctica pedagógica como dispositivo cultural en el ejercicio colonial y cómo esta constituye la transformación en la mirada sobre la infancia y en la sociedad que se adecúa a dicha transformación.

[3] La autora estuvo vinculada a una universidad regional, cuyo programa de diseño inició actividades académicas en 2015. Dicho programa, propone una formación en torno a la metodología del Diseño Centrado en los Seres Humanos, donde el diseño se deslinda de lo disciplinar, y se propone como una práctica situada en contexto acorde con las personas habitantes de este, además, concibe al diseñador como agente de cambio social.

[4] Lenguaje del Diseño, es un curso del ciclo básico de formación disciplinar del programa, se inscribe en la línea de pensamiento visual y pensamiento proyectual, orientado a cultivar una “Competencia para interpretar la cultura como sistema y práctica, para realizar procesos de traducción, conceptualización e interpretación de ésta y aplicarlos a procesos de diseño.”, de acuerdo con los Planes de Asignatura de 2017, diseñados por la autora. El curso se fundó en la curiosidad, en el deseo de interrogarse y permitirse a través de la experiencia explorar, descubrir e investigar, sobre sí mismos, sobre quienes de una u otra manera nos acompañan en la cotidianidad y el territorio en el que nos encontramos. Una búsqueda por comprender las maneras de entender y entenderse en el mundo, de aproximarse a la manera en que los otros generan sus relatos y cómo estos nos constituyen.

[5] Esto se va elaborando a partir de la incorporación de prácticas teatrales, plásticas, musicales y de atención plena. Estas últimas, beben de ciertas tradiciones de meditación oriental, de las vertientes concentrativas como el Vipassana, no depende de algún elemento externo, se trata de volver sobre sí mismo, observar la respiración, el cuerpo, los pensamientos y las emociones para favorecer el cultivo de la atención plena en la vida cotidiana.

[6] La noción de capacidades se toma de la obra de María Consuelo Chapela, quien afirma que “los poderes que tenemos para vivir la vida entre humanos” (Chapela, 2015). En distintos trabajos sobre Promoción de la Salud Emancipatoria la autora desarrolla esta categoría, señala que estas se desarrollan y ejercen a lo largo de la vida, de pendiendo de “cómo hemos vivido, qué tanto hemos reflexionado y decidido y qué tanto por lo que los demás nos han impuesto” (Chapela, 2015), por ello su desarrollo y ejercicio se inscribe en el cuerpo, este se convierte en un testimonio de nuestra historia de vida. De manera que se trabaja para generar condiciones, tanto para su desarrollo como para su ejercicio, pues de esta manera se devuelve poder a las personas. Identifica seis capacidades humanas: “nuestra capacidad de pensar y reflexionar; de apasionarnos, de amar, de enojarnos; de soñar e imaginar; de saber qué sí es posible y qué no; de tomar decisiones; y de actuar en el mundo de manera intencional» (Chapela, 2015)

[7] Estas comprenden aptitudes y habilidades adquiridas y desarrolladas para el desempeño en un papel social, en este caso, remiten a las que tiene que ver con un diseñador pos especialidad.

[8] Este término fue popularizado en el ámbito académico gracias a las investigaciones de Orlando Fals Borda, denota una manera en que ciertas culturas anfibias del Caribe colombiano se aproximan al mundo, ser sentipensante implica vincular y conectar el pensamiento y el corazón en las acciones humanas. Esta categoría busca contrarrestar la racionalidad eurocéntrica y el positivismo al involucrar nuestros sentimientos en nuestras formas de entender el mundo y abordar los problemas.

[9] Las cartografías o mapas sensuales son una estrategia para reconstruir el espacio de los recorridos en la ciudad a través de la consciencia sobre la experiencia senso-perceptiva en el territorio.