ADAPTIVE ACTIONS. HACIA UNA DERIVA URBANA

JOSÉ LUIS CORAZÓN ARDURA

Escuela universitaria ERAM. Universidad de Girona

RESUMEN

En la actualidad, el arte se ha convertido en uno de los espacios más proclives para ofrecer soluciones a la sostenibilidad de una manera práctica. Uno de estos ejemplos viene propiciado por las actividades llevadas a cabo desde hace 7 años por Adaptive Actions. Se trata de una muestra de trabajo colectivo organizado en todo el mundo con la colaboración de artistas y otros agentes que quieren verse involucrados en sus planteamientos. El texto ofrece también una selección de trabajos relacionados con el medio ambiente, la ecología y desarrollo sostenible en espacios urbanos y naturales.

ABSTRACT

Today, art has become one of the most susceptible areas to provide solutions to sustainability in a practical way. One such example is facilitated by the activities implemented since 7 years ago by Adaptive Actions (AA) is sample collective work worldwide organized with the collaboration of artists and others who want to be involved in their approaches. The text also offers a selection of works by Spanish artists in AA related to ecology and sustainable development in urban and natural spaces.

Palabras clave: Sostenibilidad, arte público, acciones adaptativas.

Key words:  Sustainability, public art, adaptive actions.

La realidad del artista es la posibilidad de otros hombres
– JOË BOUSQUET –

INTRODUCCIÓN

Adaptive Actions es un colectivo de artistas, liderado por el canadiense Jean-François Prost, fundado en Londres en el año 2007[1]. Entre sus objetivos, existen un grupo de intereses relacionados con la sostenibilidad, la ecología y la adaptación de acciones llevadas a cabo por diferentes agentes, sean artistas o no, con el objetivo de crear soluciones a problemáticas relacionadas con la comunidad. El hecho de imbricar una red de personas que quieran señalar hacia la solución de cuestiones domésticas, revelan un hecho tangible a la hora de separarse de las soluciones políticas ofrecidas desde los poderes públicos. Se trata de elaborar una serie de acciones mínimas que supongan una modificación de algún hecho que puede aparecer bien en las casas, en las calles, o en el espacio comunitario.

La importancia concedida a establecer nuevas relaciones del arte en el espacio urbano, también se ofrece a la hora de mostrar su lado más colaborativo. Quiere decir que realizan llamamientos para contribuir a expandir el espacio de sus acciones. Este hecho hace que sus trabajos sean de alguna manera ilocalizables, porque los lugares de acción son ciertamente ya cuestiones que afectan a la globalización. Por otra parte, cuentan con una amplia colaboración a nivel internacional, poniendo en juego la propia idea de autor. En sus proyectos se trata de encontrar la máxima cooperación para modificar, ayudar o señalar con la ayuda de cualquier medio de expresión, pero siempre manteniendo un carácter práctico que revele la capacidad del arte de seguir unido a la realidad social.

  1. COMO ADAPTAR LAS ACCIONES A LOS HECHOS

Es bien conocido que la fundación de las ciudades modernas está vinculada a una labor incesante de destrucción y reconstrucción de lo inmediato, bajo cuyos efectos podemos encontrar paisajes urbanos propicios al ciudadano paseante transformado en el tipo moderno de flanêur. Pero aquel urbanita que atravesaba las avenidas no era exactamente el mismo que pocos años atrás andaba esquivando las barricadas y las calles malolientes del París transformado por el Barón Haussmann. En la actualidad, el ciudadano normal como agente político está casi siempre fuera de sitio, entre la zona propicia a la demolición de los planes urbanísticos y la falta de responsabilidad ante lo que vamos viendo en nuestro deambular diario. Como señalara Aristóteles, el tamaño de la ciudad debía corresponder a la misma distancia que mantuvieran uno que hablara y otro que escuchara. A la ciudad convenía crear espacios de conversación y de denuncia, también de comercio. No otro fue el inicio de la escritura en grafito -que dará lugar a la diseminación iconográfica urbana actual- en las paredes y muros de los habitantes de la ciudad napolitana de Pompeya, anunciando decisiones verdaderamente políticas ante la vivencia urbana propiciada por el ocio y su publicidad. Entre otros mensajes, se han conservado fragmentos que hablan de esta adaptación al entorno del arte y la industria desde una perspectiva lúdica, casi siempre haciendo referencia al arte de amar[2]. Además, en dichos escritos realizaban literalmente una acción adaptativa, mostrando también sus capacidades literarias y su voluntad temporal. Se trataba de una manifestación más o menos espontánea que en la actualidad nos ayuda a comprender el sentido de toda una época partiendo de las costumbres de la vida diaria: “Que nunca se encuentre sano y salvo quien escribió lo de arriba”. Porque si bien se considera desde Aristóteles que la felicidad está vinculada a la acción y a la actividad, habrá que definir cuál es el espacio real de decisión formado por los que viven en una ciudad sostenible.

En definitiva, saber que adaptar es adoptar nuevos modos de relación en la misma medida que se considera al urbanita como un animal político. En esta adaptación a las situaciones se provoca también una apertura de respuestas. Nuevos modos de decir, nuevas formas de comportamiento, son también la vuelta a uno de los factores importantes de un arte actual, decidiendo si posee alguna validez como realidad o si se le puede pedir a las artes que cambien o transformen algo de la realidad del mundo, siquiera de manera utópica. El caso es que la cuestión parece encontrarse en otro lugar, más cerca de una acción directa de las artes, como corresponde a su espacio visible, casi siempre dirigido hacia un público que necesita de la publicidad para saber qué se puede esperar o hacia dónde se dirigirá. Cuestiones kantianas que se revelan también como una suerte de estructura estímulo-respuesta, donde unos habitantes tienen la suerte de vivir lo artístico en un espacio sin resistencia, apto para la realización de cualquier cosa porque precisamente de lo que se ocupa es de crear canales de comunicación. Las ciudades, como recordara Gadamer, también se leían como los edificios y los cuadros, sin corresponder necesariamente a una necesidad estética absoluta. La propia legibilidad de las calles se propone como un vagabundaje alrededor de un perímetro que señala los límites difusos entre lo que corresponde a cada uno como individuo y como animal político. Y uno comprende porque responde a una pregunta adaptativa y colectiva.

Entonces, el arte es objeto de acción e interpretación porque interpretar es leer, adaptar es tener una voluntad de responder. A pesar de que el sentido de la ciudad necesita una nueva semántica más activa, los límites se estrechan gracias a los medios de transporte público, cuya palabra en griego señala hacia los autobuses y hacia ese espacio más allá del foro –metaphoriké-, lejos de donde habita el comercio y el movimiento de personas y mercancías. Lugares como aeropuertos y estaciones de tren, hasta un vertedero industrial o un puerto de mercancías, no son estrictamente no-lugares, sino todo lo contrario. Muestran en qué se han convertido los lugares actuales de comercio y transporte, ofreciendo a la vez una invitación al viaje para descansar de su estancia: estable cimiento. No son lugares de ausencia o espera, sino espacios de mercado. Este rechazo a la consideración del no lugar como espacio de abandono, ligado a los discursos tendentes a subrayar el vacío, la ausencia, o no ya la presencia de la ausencia, sino la ausencia de la presencia, es cuestión de realismo: uno debe adaptarse al medio en el cual se expone. Como en esta operación adaptativa, en definitiva de pasar de las palabras a los hechos, se requiere no ser neutral y pasar directamente a la acción, metafóricamente, desde una perspectiva colectiva, pero indistinguible: se trataría de ir configurando algo similar a esa disposición colectiva de la comunidad por venir, apropiada a una comunicación de aquellos que no tienen comunidad.

En su colaboración con Adaptive Actions, el colectivo de arquitectos Todo por la Praxis, mostraba el trabajo realizado en la Cañada Real de Madrid. En su trayectoria, se han ocupado de crear espacios sostenibles, partiendo del reciclado de materiales encontrados. Por ejemplo, construyeron bancos, pistas de fútbol, en distintas localizaciones de Latinoamérica y España, donde trabajan junto al arquitecto Santiago Cirugeda: “El Plan Cañada es una propuesta vecinal de rehabilitación urbana y tiene como objetivo aportar soluciones para contribuir a la regularización de la situación de sus vecinos. El Plan Cañada busca, fundamentalmente, reconocer la realidad en la que finalmente se ha convertido la Cañada Real Galiana: una realidad urbana viva donde miles de personas desarrollan su vida ordinaria en constante interacción con el territorio y el medio urbano que le rodea. Para lograr estos objetivos, el Plan Cañada, parte de una serie de axiomas ineludibles sobre los que apoyarse y desarrollarse: la ciudad permanece y los vecinos se quedan y participan. El Plan entiende que la opción más viable y sostenible es regularizar la ciudad existente en la Cañada, integrándola en el territorio con el resto de desarrollos urbanos que la rodean y con los cuales interactúa. Y es la opción más viable y más sostenible desde todos los puntos de vista: económico, social, urbano y ambiental”[3].

  1. HACIA UN ARTE SOSTENIBLE

Adaptive Actions desde sus inicios en 2007 ha tratado de encontrar una colaboración pública notoria internacionalmente en el espacio urbano. Esto sitúa al proceso creativo en una extraña zona inconcreta, pero por otra parte está presente en las acciones sucesivas que se van proponiendo a través de distintos medios como internet o en distintas publicaciones. En definitiva, una forma de proceso donde se muestra la propia visibilidad/ invisibilidad de la acción del arte público. En el caso particular de su estancia en España, fueron Barcelona, Burgos, Gran Canarias o Madrid, algunos de los lugares donde se ha situado el laboratorio. Situado en la estación de tren de Atocha, en uno de los espacios simbólicos más importantes de la ciudad, debido a su enclave como importante estación de tren. Algo que le llevó a ser objeto del terrorismo internacional, como se mostró en el atentado indiscriminado llevado a cabo en sus andenes. Hay que decir que la zona urbana no comprende sólo el interior y los alrededores de la estación. En su cercanía se encuentran distintos museos como el MNCARS, pero también el Museo del Prado o el Museo Thyssen, galerías de arte y una red de comunicaciones que une el sur y el norte de Madrid en poco tiempo. Puede decirse que en Atocha se unen las principales ciudades españolas y es un enclave importante a la hora de distribuir a la población en sus movimientos diarios.

Este hecho conlleva la presencia de tiendas y de ese espacio propio de estos lugares como son los establecimientos que venden libros, revistas y la prensa diaria. Convendría señalar aquí también esta relación hermenéutica entre la interpretación y la lectura vinculada al viaje. Como que si uno lee durante el trayecto, llegara antes. Pero la verdad, como reconocía Jean-François Prost en su intervención en Atocha está, más que vinculada a una idea metafórica del viaje, asociada a la presencia indiscriminada de mensajes publicitarios, constituyendo una visión de la arquitectura desde parámetros más cercanos a la interpretación que a la propia tecnología de los edificios.

Esta es otra cuestión de adaptación, la necesidad de tener que convivir con mensajes que exhortan a la vida placentera en esa ilusoria consideración de la miseria diaria, cuando tampoco vamos a ser felices ni en el mar ni en la montaña. Pero en esa contemplación de la estación de ferrocarril se pueden observar importantes comportamientos urbanos. Introducir un jardín en su interior corresponde a la creación de un espacio estético, pero al fin y al cabo, fuera de sitio, porque casi siempre está cerrado su paso. Es cierto que se ofrece esa promesa exótica en el paseo, las ofertas de los espacios de publicidad y lo que en ellos se indica. Esto no son propiamente no-lugares, sino todo lo contrario. Son el soporte del comercio que dio lugar, como decimos, a las ciudades burguesas. Porque, ¿qué modelo de civitas excluye el dinero?

En el caso de la acción integrada en Adaptive Actions, el colectivo Left Hand Rotation instaló un martillo similar al utilizado para abrir ventanas de emergencia en los medios de transporte, en un cajero de un banco. Una metáfora que avisa en su título: “Su uso no justificado, será penalizado”. Ya que se trata de crear o señalar alguna deficiencia en el espacio público de las calles, sus intereses confluyen con los de Prost  a la hora de mostrar lo que ocurre en las ciudades actuales a través de los procesos de gentrificación. Estos cambios hacen que la sostenibilidad de un barrio se vea abocada a la especulación, en detrimento de objetivos más sociales, vinculados a las personas que viven en un determinado espacio[4].

Lo que ha tratado de detectar Adaptive Actions en sus intervenciones específicamente en el caso de su participación durante Madrid Abierto, son las anomalías propias de estos espacios, modos alternativos al orden impuesto desde la publicidad, configurando una materia de lo urbano que, más que con la intervención directa presupuesta en un planteamiento artístico, está relacionada con la observación directa de los espacios comunes, ofreciendo una solución inteligente y sensible a los problemas cotidianos.

Por otra parte, sabemos que hay otros tipos de adaptaciones activas que suelen ocultarse. Por ejemplo, con la presencia de obstáculos en forma de parquímetros para no dejar indebidamente los coches. Sabemos de los problemas habituales con el tráfico, la contaminación, la constancia por encontrar los estratos de la ciudad. Lo que no se observa tan corrientemente es que, casualmente, los restos de las ciudades se encuentran en la actualidad formando parte del aparcamiento privado de un bloque de pisos privados.  ¿Fueron estas medidas una adaptación al entorno?

  1. FORMAS DE ACCIÓN ARTÍSTICA CONCRETAS

Por el contrario, las acciones adaptativas orquestadas por Jean-François Prost son la adecuación a una acción concreta dirigida a provocar un cambio en lo que parece absurdo: una corrección activa identificable con ciertos grados de mejoramiento general de las calles, además de otros espacios urbanos públicos o privados. Pero dichos arreglos suponen que existe un estado imperfecto anterior.  Y lo que aquí se provoca, en una suerte de readymade duchampiano, es realizar efectivamente un cambio metafórico que, en apariencia, pase desapercibido, pero visiblemente señalado para el que pasea con perspicacia. Porque no afecta únicamente a una referencia espacial, sino que con el término acción se está hablando también de la influencia de la temporalidad. Los flujos de información conllevan necesariamente una codificación de mensajes. Como afirma Deleuze al analizar desde la esquizofrenia la máquina capitalista, nos preguntamos, “¿qué pasa sobre el cuerpo de una sociedad? Flujos, siempre flujos” (Notas sobre capitalismo y esquizofrenia, p 76)

A medida que uno encuentra en la ciudad sus lugares, convierte el espacio público en privado. ¿Puede considerarse el interés por desarrollar una arquitectura deconstructiva desde estas acciones? Como sabemos, la idea del paysan parisino de Louis Aragon condicionó la reconstrucción de los pasajes de Walter Benjamin, sus derivas en busca de lo inesperado que se ofrece en los escaparates de la calle -o haber convertido toda calle en escaparate-, con una nueva visión urbana de la acción, sea artística o no. Cada ciudad tiene sus características propias y sus adaptaciones deben ser también útiles, es cuestión de civismo ante una pregunta que hemos de responder: ¿qué es realmente un espacio público? ¿Acaso aquellos lugares que pertenecen a nuestro recuerdo, a la memoria, o a nuestro presente más huidizo? La presencia de la alteridad comienza por uno mismo. La conciencia de nuestro movimiento acelera las acciones. Son también los cambios llevados a cabo por una gentrificación tosca, pero presentada con sofisticación, aquella que nos hace creer que los cambios en la ciudad posean una naturalidad. Esa espontaneidad está alejada de la realidad. Los cambios adaptativos urbanos trascienden a nuestra realidad más inmediata.

Por ejemplo, en la aportación de Paco Sánchez estamos ante un ejemplo claro de lo que pretenden ser estas acciones de adaptación.  El artista realizó una intervención en Gran Canaria, junto a un grupo de amigos y vecinos. consistió en citarles en un punto de la ciudad para realizar una acción que estaba vinculada a una reflexión sobre el reciclaje, la sostenibilidad y el consumismo global actual. Para ello, les animó a ayudarle a construir, durante un día, una casa con materiales de desecho que había en los alrededores, para celebrar un cumpleaños de unos vecinos. Lo que comienza con una ironía acerca del estado de las ciudades, acaba siendo trasformada en una fiesta comunitaria.

Al referirse a la importancia de mantener la imaginación educada, Northorp Frye mostró la relación que como individuos de una comunidad mantenemos con nuestro entorno: no se trata tanto de establecerse de una manera inmediata y total, sino de crear a partir de lo que vamos encontrando: “Es el proceso de adaptación al entorno, o más bien de la transformación del entorno para los intereses de la especie, que impulsa tanto a los animales y las plantas como a los seres humanos” (The educated imagination, 1963) Pero en un estadio más amplio se trataría de pasar de este mundo imaginativo e ideal a una acción determinada, identificable con la propuesta de acciones concretas que puedan relacionar lo que nos pasa, en una conjunción de lo que somos como ciudadanos. Este es –señala Frye- el motivo de la importancia de lo metafórico, asociar e identificar la mente con lo que ocurre fuera de ella: ser como las ciudades, ciudadanos.

En Nadja, uno de los proyectos literarios más importantes de André Breton, se proponía la tarea de crear en el paseo solitario o acompañado una serie de acciones, alrededor de las capacidades propias de lo imaginario, realizando trayectos con un objetivo experimental claro: recuperar los pasos perdidos. Una deriva situacionista y debordiana, con indicaciones de lugares similares a los insertados por Dan Graham como obras de arte en revistas especializadas, anunciando el emplazamiento de lo que puede ser parte de una sociedad destinada a indagar en lo que sea una obra de arte que muestre lo urbano mirando sobre sí misma. Mas el fin de las acciones no depende de una simple cuestión adaptativa. Sabemos que una acción llevará a otra consecutivamente, apareciendo de manera imprevista, sucediendo en relación al espacio y el tiempo del entorno de la propia ciudad.

Esta suerte de falta de un lugar geográfico concreto de Adaptive Actions es también uno de sus mayores logros. Las acciones pueden ser absolutamente inútiles en apariencia, pero también pueden llevar a mejorar el aspecto de nuestras sociedades. En uno de estos ejemplos de acción con un resultado positivo y práctico, Ateliersyn construye en una playa de Dakar un gimnasio público realizado con materiales de desecho. Esta invitación al disfrute de lo público es lo que parece resonar en un arte verdaderamente político, sin pretender utilizarlo de una manera espectacularizada. Se trata de llegar a saber si aún hay lugares para reclamar una lectura del arte como algo útil[5].

En esa dirección, las acciones adaptativas presentadas por Prost redescubren cómo en su actividad se ofrecen soluciones compartidas por otros artistas o por grupos que dedican sus correcciones a hacer más habitable la ciudad. Porque lo mejor que representa este proyecto es precisamente recoger en distintos enclaves internacionales prácticamente lo mismo: configurar una red activa que al menos sirva con diligencia a la acción directa para hacer del arte, otros públicos y del público, otras artes. Esta consideración hacia el espectador reclama una espontaneidad y una toma de decisiones que no deben producirse durante un horario fijo y determinado. Se trata de evaluar qué podemos hacer y qué podemos esperar. Como al escribir un texto para que en dicha adaptación aparezca una acción otra, de nuevo.

BIBLIOGRAFÍA:

ADAPTIVE ACTIONS, Heterópolis, 2013.

DELEUZE, Gilles, Derrames. Notas sobre capitalismo y esquizofrenia, ed. Cactus, 2005.

FRYE, Northorp, The educated imagination, University of Toronto Press, Scholarly Publishing Division, 2006

MONTERO CARTELLE, E., Grafitos amatorios pompeyanos. Priapeos. La velada de la fiesta de Venus, Madrid, Gredos, 1990.

NOLENS VOLENS, nº 5, Universidad Europea de Madrid, 2012

 NOTAS:

[1] http://www.adaptiveactions.net/

[2] MONTERO CARTELLE, E., Grafitos amatorios pompeyanos. Priapeos. La velada de la fiesta de Venus, Madrid, Gredos, 1990.

[3] http://www.todoporlapraxis.es/?p=1063

[4] http://www.lefthandrotation.com/

[5]Nolens volens, nº 5, Universidad Europea de Madrid, http://issuu.com/aitormendez/docs/nolens_volens__5_web/1?e=0